sábado, 28 de enero de 2017

Evergelio Petraglia el recuerdo de un vecino histórico de El Molino: Los orígenes de la sociedad de fomento

Evergelio Petraglia fue secretario de actas de la primera comisión de fomento del barrio El Molino formalizada en el año 1946. En 1996 fue el presidente de la comisión directiva del sector juninense que le tocó celebrar el medio siglo de vida institucional. La figura de Juan Ayala primer presidente de la entidad fomentista barrial. EL REPORTAJE REALIZADO EN 1996.



En oportunidad de realizar una serie de notas especiales en un suplemento dedicado al cincuentenario de la sociedad de fomento del barrio El Molino, tuve oportunidad -en 1996- de entrevistar a Evergelio Petraglia quien rememoró: "Todo esto giró alrededor de un grupo de gente grande que arrimaron a algunos muchachos como yo, que por ese entonces tenía 19 años. Trabajábamos para el barrio, éramos fomentistas", comenzó diciendo.

"Fue aproximadamente en 1944 -rememoró el fomentista- cuando empezamos a trabajar con un grupo de gente que iba a ver a las autoridades municipales de ese entonces. Había una figura que se destacaba y era don Juan Ayala, para nosotros palabra clave en el fomentismo.

Este hombre era sencillo, emprendedor sobre todo, muy llano y un trabajador incansable. Tenía lo que debe tener un fomentista, una vocación de servicio, que generalmente es innata pero que es necesario renovar. Trabajaba a favor del bienestar de su barrio y por ende de su ciudad", señaló.

"Pienso que en los jóvenes de hoy hay que fomentar esta vocación de servicio para sacarlos de aquellas cosas que les son perjudiciales", acotó.


CARACTERISTICAS DEL BARRIO

"El Barrio El Molino de ese entonces tenía límites distintos: vías del ferrocarril y Alberdi, de ahí hasta Javier Muñiz, luego Pastor Bauman, hasta las vías", explicó.

"Estuve 20 años en Buenos Aires. Cuando volvió advertí que el barrio estaba distinto. -recordó- Los límites partían desde calle Rivadavia y las vías del ferrocarril, luego seguían por Liliedal, llega hasta Ameghino, dobla una cuadra y toma Bolívar luego sigue por Chile para luego volver a las vías hasta Rivadavia, donde se cierra el circuito", señaló.

1944: UN BARRIO MAS HOMOGENEO

"Aquello era un barrio más homogéneo en 1944. Ahora es distinto porque desde Rivadavia hasta el molino de Tassara existe un tipo de vivienda de clase media superior, luego viene la gente de clase media y después el sector más pobre al que le dedicamos mayor esfuerzo", recordó.

"Por aquel entonces era un barrio ferroviario, cuando trabajar en los talleres era tener un empleo de alto vuelo.

"Ser ferroviario era cobrar los días 7 de cada mes, tener un empleo confiable", dijo.

CRECIMIENTO EDILICIO

Esa gente fue construyendo propiedades. Estaba el Hogar Ferroviartio, que daba préstamos para edificar viviendas. Había calles de tierra, a partir del Molino, que era el límite nuestro. Lo que es ahora Javier Muñiz, calle de salida e ingreso a la ciudad porque después se convierte en Ramón Hernández, en la verada que daba por ese entonces al enfriadero de Tassara, corría un agua aceitosa que bajaba por toda la calle, por zanjones y en Chile doblaba".

CHATAS CON CABALLOS

"Había una gran depresión por esa calle, de más de 1,50 metros entre Alberdi y Chile y el agua venía en gran cantidad cuando llovía. Era algo tremendo porque retrasaba y cubría la calle.

Además, el Molino de Tassara atraía otro tipo de transporte, los cereales llegaban por chatas tiradas por caballos que dejaban una huella profunda en la tierra de por si castigada por el agua y las calles eran difíciles de transitar", rememoró Petraglia al describir el aspecto del barrio cuando se inicio la sociedad de fomento "El Molino".

PRIMERAS CONQUISTAS

"Lo primero que tratamos de traer al barrio fue el asfalto, el agua corriente y las cloacas. Se fue avanzando logramos el asfalto en Javier Muñiz, Liliedal, Ameghino, Montevideo, que actualmente es Uruguay", contó.

"No desapareció esta entidad sino que quedó en manos de dos o tres personas pero se había logrado lo que en aquel momento más se ansiaba", explicó.

"Yo me acuerdo haber estado en las calles para hacer las cloacas con don Juan Ayala, los Rucci, Gallardo, Ollero, metidos en las zanjas y aportando ayuda, dentro de lo que uno podía hacer.

"Luego la sociedad de fomento fue cambiando pero siempre fue apoyada por el barrio, como ocurre en estos momentos. Después me tuve que ir a Buenos Aires por mi trabajo en el ferrocarril", recordó.

En aquellos años rememoró que funcionaba en la que era sede fomentista la biblioteca "Emilio Zola" -un escritor muy conocido por entonces- y tenía una gran colección de libros. "El edificio era propio de la sociedad de fomento. Allí estudiaban los chicos del barrio", dijo Petraglia.

Y siguió relatando: "En aquella época nos preocupaba que cuando comenzaba el ciclo escolar, estuvieran los libros necesarios disponibles, los que sólo era utilizados en la biblioteca, salvo algún caso especial por exámenes, se prestaba por 7 o 10 días".

"Después que me fui no sé que realmente pasó y porqué la entidad fomentista se quedó sin sede. No quise averiguar más pero se que de golpe se perdió todo y me dolió enormemente", señaló.


N.de la R.: Evergelio Adelcio Petraglia falleció en 2015, a la edad de 91 años. En su actividad laboral integró la plantilla del personal de Dirección del Ferrocarril General San Martín.





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